Como respuesta simple, sin desarrollar, tenemos decir que las deudas sí se heredan. En el momento en el que aceptamos una herencia, aceptamos el patrimonio o bienes, pero también las obligaciones que tuviera pendiente la persona fallecida.
¿Aceptamos o rechazamos una herencia?
Cuando se acepta una herencia, se están aceptando las deudas que la persona fallecida tenía en vida. Sin embargo, existen figuras legales a la hora de aceptar una herencia que permiten disfrutar de ella sin tener que hacer frente a las deudas. Ante una herencia pendientese pueden tomar tres actitudes:
- Aceptar la herencia (Con todas las deudas incluidas).
- Rechazar la herencia (Que pasaría al siguiente nivel de sucesores o heredereos).
- Aceptar la herencia a beneficio de inventario (En este caso se disfrutaría sólo de la parte de bienes y activos que quedaran una vez atendidas todas las deudas).
El motivo más habitual por el que rechamos una herencia es, precisamente, no tener que afrontar posibles deudas. Las herencias de parientes desconocidos o con los que no se tenía relación pueden ser un montón de deudas en vez de bienes. Por esa razón, muchos herederos renuncian de antemano a la herencia para no tener un problema a posteri.
Es posible, y no es algo esporádico, que una herencia suponga más gastos que beneficios . El punto clave está en aceptar o rechazar una herencia con conocimiento y experiencia. En este caso trabajar con un abogado especializado en herencias es un buen consejo.
La buena noticia es que, si rechazas una herencia, no te pueden reclamar nada. En última instancia la responsabilidad, por falta de herederos, recaería en el Estado.